14... CUANDO EZEQUIEL GARCÍA ATRAPÓ LA GOUNDA EL PRIMER DOMINGO DE MAYO

Antes de dirigirme al Poema Bar de hoy, organizado por la Xarxa Charca Urbana de Poesía de Barcelona,Víctor LaGounda presentándonos a Mak Histerik en el Lletraferit, enfundado en los calcetines de Ezequiel García, me lanzo a profetizar desde el sofá sobre los espejismos varios del desierto interior, hermanxs, que diría Domingo Vital...

-¡Dale ahí!


CUANDO EZEQUIEL GARCÍA ATRAPÓ LA GOUNDA EL PRIMER DOMINGO DE MAYO

o Resurrección de una batalla contra la rutina y el gris de los pasos camino del trabajo
(para ser leída en el metro con desparpajo y desprendimientos varios)


aquel domingo, atrincherado tras las fauces del fuego, luchando contra una existencia de ceniza a las órdenes de un déspota cotidiano que con hilo dental de cobre oxidado confeccionaba ristras de nudos con los que se ataba siempre los mismos zapatos de barro, salió dispuesto a participar en la rifa de letras y sílabas que pariría de la urna un verborreico y sarcástico poema bufón con todos los números para que le tocara perder bajo el yugo del pequeño y alegre burócrata calcinado que anida allí donde el instinto rige y aparenta ser comedido y disciplinado, donde la razón no alcanza a controlar, pues se hace obeceder con cierto chisporroteo violento e instantáneo fulgor veraz de cerilla ensordecida por un ladrido de butano y la consiguiente explosión de júbilo y algarabía saltando de casa en casa por las calles del raval. cruzó entonces la calzada una ráfaga brillante de otra ceniza bajo la luna que atrapaba con las mandíbulas y la rabia entró en el ocaso


parlotearon desde las palmeras junto a las miradas y las copas de vino, donde los caminos insospechados de dos identidades paralelas se encontraron frente a frente en un espejo de carne al rojo vivo que brindaba por la lujuria sin compasión y otros tópicos que vienen al caso. y abrazáronse como las ramas a la tormenta rozándose al unísono en un capítulo de la playa, esparciendo el cielo de aullidos y colmillos metálicos que rebotaban contra las caderas en las que los truenos eran confundidos con jadeos guturales y orgasmos dodecacofónicos que reventaban pianos baterías trompetas y contrabajos, acechando el instante del suspiro con la calma atrapado, donde haber sido salvaje te colma de honda satisfacción y te sientes capaz de cualquier cosa como dar un discurso en la tele pinchando la emisión el día del nacimiento, fumar maría a dos manos, abrir una botella de vino, babear en éxtasis, mirar a la persona que está junto a tí y tropezar con una confianza abisal con la que reconquistar una cruzada de aplicación directa y simultánea a toda una existencia, desnudos bajo el sol bien puesto, como lagartos prehistóricos cargados de testosterona y estrógenos, ambos bombeando salpicones de lava, relámpagos y estrellas a saco


gounda
susurraron




N. del A.: desde el primer día de manga corta o tirantes y gafas de sol, durante toda la primavera y el verano de unos cuantos años, de esta forma Ezequiel García será homenajeado por Domingo Vital como si fuere el primer domingo de mayo, por la gounda y loor de todas las heroínas y héroes que se acompañaron en la supervivencia de tan bien recordada escena de, como por ejemplo tú ella él, el resto de las personas y yo en pelotas, magreándonos a placer las voces, malditos como todos, sin distinción de clase ni género, de una forma u otra ansiando palpitar por la revolución de los sentidos más comunes

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