Antes de dirigirme al Poema Bar de hoy, organizado por la Xarxa Charca Urbana de Poesía de Barcelona,Víctor LaGounda presentándonos a Mak Histerik en el Lletraferit, enfundado en los calcetines de Ezequiel García, me lanzo a profetizar desde el sofá sobre los espejismos varios del desierto interior, hermanxs, que diría Domingo Vital...
-¡Dale ahí!
CUANDO EZEQUIEL GARCÍA ATRAPÓ LA GOUNDA EL PRIMER DOMINGO DE MAYO
o Resurrección de una batalla contra la rutina y el gris de los pasos camino del trabajo
(para ser leída en el metro con desparpajo y desprendimientos varios)
aquel domingo, atrincherado tras las fauces del fuego, luchando contra una existencia de ceniza a las órdenes de un déspota cotidiano que con hilo dental de cobre oxidado confeccionaba ristras de nudos con los que se ataba siempre los mismos zapatos de barro, salió dispuesto a participar en la rifa de letras y sílabas que pariría de la urna un verborreico y sarcástico poema bufón con todos los números para que le tocara perder bajo el yugo del pequeño y alegre burócrata calcinado que anida allí donde el instinto rige y aparenta ser comedido y disciplinado, donde la razón no alcanza a controlar, pues se hace obeceder con cierto chisporroteo violento e instantáneo fulgor veraz de cerilla ensordecida por un ladrido de butano y la consiguiente explosión de júbilo y algarabía saltando de casa en casa por las calles del raval. cruzó entonces la calzada una ráfaga brillante de otra ceniza bajo la luna que atrapaba con las mandíbulas y la rabia entró en el ocaso
parlotearon desde las palmeras junto a las miradas y las copas de vino, donde los caminos insospechados de dos identidades paralelas se encontraron frente a frente en un espejo de carne al rojo vivo que brindaba por la lujuria sin compasión y otros tópicos que vienen al caso. y abrazáronse como las ramas a la tormenta rozándose al unísono en un capítulo de la playa, esparciendo el cielo de aullidos y colmillos metálicos que rebotaban contra las caderas en las que los truenos eran confundidos con jadeos guturales y orgasmos dodecacofónicos que reventaban pianos baterías trompetas y contrabajos, acechando el instante del suspiro con la calma atrapado, donde haber sido salvaje te colma de honda satisfacción y te sientes capaz de cualquier cosa como dar un discurso en la tele pinchando la emisión el día del nacimiento, fumar maría a dos manos, abrir una botella de vino, babear en éxtasis, mirar a la persona que está junto a tí y tropezar con una confianza abisal con la que reconquistar una cruzada de aplicación directa y simultánea a toda una existencia, desnudos bajo el sol bien puesto, como lagartos prehistóricos cargados de testosterona y estrógenos, ambos bombeando salpicones de lava, relámpagos y estrellas a saco
gounda
susurraron
N. del A.: desde el primer día de manga corta o tirantes y gafas de sol, durante toda la primavera y el verano de unos cuantos años, de esta forma Ezequiel García será homenajeado por Domingo Vital como si fuere el primer domingo de mayo, por la gounda y loor de todas las heroínas y héroes que se acompañaron en la supervivencia de tan bien recordada escena de, como por ejemplo tú ella él, el resto de las personas y yo en pelotas, magreándonos a placer las voces, malditos como todos, sin distinción de clase ni género, de una forma u otra ansiando palpitar por la revolución de los sentidos más comunes
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahora juega tú...