J.... ÚLTIMO POEMA BAR EN EL LLETRAFERIT (PUBCN)



El Poema Bar de la Xarxa de Poesia Urbana de Barcelona se despide del Lletraferit este lunes primero de noviembre, día de todxs lxs muertxs, con una última sesión integrada en el Festival Art i Cultura del Barri del Raval. Animamos a todxs al consumo activo y pasivo de versos ardientes en modo micro abierto. 

Inundemos el funeral del espacio en el que nos acogieron durante casi un año, y tan bien nos trataron desde la barra, con palabra hablada, bebidas y licores varios.

Os mantendremos informados de las nuevas propuestas poetílicas y resurrecciones que se andan cociendo para este mes de noviembre.


I.... BIDET VOLÁTIL, ESTE VIERNES EN BARCELONA (PUBCN)





La Xarxa de Poesia Urbana de Barcelona vuelve a las andadas con un recital conjunto a 5 voces en El Arco de la Virgen, en el que participaremos Iñaki Rubio, Mag Márquez, Mónica Caldeiro, Víctor LaGounda.y el menda que firma este blog, Abel E. Cantero.

Sus esperamos! Para más info, viajad al flyer que adjunto.

Salud y abrazoos!!

H.... CARTA A DÌAZ FERRÀN (SILVIA DELGADO FUENTES)

                                                                             ilustración de Kalvellido


Estimado señor Dìaz Ferràn:


Yo soy, como usted, un gran empresario, un tipo hecho a sí mismo, un representante casto de la patria de los grandes hombres que están haciendo historia. Le escribo esta carta para agradecerle la claridad de sus palabras, para ponerme a sus pies en lo que precise pues ya iba siendo hora de que alguien hablara por nosotros y llamara al pan, pan y al vino, vino.


Le doy las gracias infinitamente y aprovecho para contarle una anécdota, para que vea cómo va el país. Resulta que he despedido a 100 trabajadores, de los 200 que tengo a mi servicio y se han puesto en huelga de hambre,! los muy cabrones,! ¡como si alguna vez hubieran comido caliente¡ Y van y deciden hacer esto a las puertas de mi casa para que mi devota mujer les vea, para que mis vecinos sepan que están ahí, para que no pueda acercarme a la iglesia todos los domingos sin pasar entres sus caras sucias, sus tiendas de campaña malolientes, sus banderas rojas y sus gritos, insultos y blasfemias. Y todo esto porque no les he pagado, ¡qué tontería!
Este país va mal, señor Díaz Ferrán, estoy de acuerdo con usted, para poner en su sitio el gran nombre de la patria es preciso que nuestra servidumbre esté quietecita, lamiendo los pies del amo.
Es así señor Ferrán, como usted dijo; tienen que trabajar más, más horas, muchas más, por menos dinero, sí señor, así se expresa un buen español y nada de festivos, ni de licencias médicas que los médicos no están para bobadas de obreros enfermos de cólera, que se pongan manos a la obra, que ya va siendo hora de hacerles saber quién manda aquí.


¡Ay señor Díaz Ferrán!, ¡cuántos hombres como usted se necesitan guiando el destino de esta patria¡
¡Cuánta verdad hay en su mirada, qué sabiduría la de sus palabras¡ Recuerdo aquellos tiempos en los que se quitaban la boina para saludarme, tiempos gloriosos que sin duda van a volver, recuerdo que incluso me pedían que fuera el padrino de sus hijos o me traían a sus chavalas para que las colocara en la cocina o en mi cama.


¡ Qué mal va este país!, ¿insisto demasiado señor Dìaz Ferrán?
Qué pena que estas letras no puedan ir acompañadas por el griterío que hay fuera de mi casa, son 40 los días que dicen que llevan sin comer, pero yo no lo creo, nadie hay que resista sin un buen jamón, sin un buen cochininillo, ¿no lo cree señor Dìaz Ferrán? ¿Acaso usted podría mantener un ayuno durante tantos días?, ¿a que no?


Pues eso Señor Dìaz Ferrán, usted lo dijo en esta frase que ha quedado grabada en mi memoria : “hay que trabajar más y cobrar menos”. Por supuesto, seños Dìaz Ferrán, así debe ser. Ese es el único camino para recuperar el buen nombre de la patria dócil, de la obediencia y el recato.


P.D. Disculpe que cierre tan abruptamente esta carta, hay muchas ambulancias ahí fuera, deben ser esos anoréxicos haciendo uso de la sanidad pública, espere, yo le cuento, lloran muchos, alguno debe haberse puesto muy enfermo.


Ya ni respetan la hora de la siesta.


¡Qué mal está este país señor Dìaz Ferrán, qué mal ¡ 

del blog Si Vis Pacem
-opiniones de una poeta en pie de guerra-

G.... PO€MA €XP€RIM€NTAL (N€L AMARO)


F.... DONANDO A CARIDAD (JESS WALTER) versión ampliada 04/10/2010 10:45




A continuación, reproduzco los primeros fragmentos que he marcado en la novela Las Finanzas de los Poetas, de Jess Walter. El título de esta entrada coincide con el del segundo capítulo de este libro que me regaló mi madre recientemente, sabiendo que el texto iba a caerme bien con su fórmula de análisis periodístico caricaturesco, tragedia cotidiana y sentido del humor esperpéntico, proyectados sobre los valores que nos gobiernan y las causas del desastre financiero que inaguró el siglo XXI.


"Oye, va a venir el tipo ése a limpiar los aspersores",
dice Lisa mientras cruza ágilmente la cocina,
su falda se le infla con el movimiento,
y yo apenas puedo mantener la cabeza erguida...
¿Me he olvidado de hacer algo?

(...)

Y al parecer, sigo colocado, y soy un gran defensor del menú de marihuana del día; un gran fan. (...) En mi periódico, había un viejo y gruñon periodista de asuntos gubernamentales, llamado Abe Cowley, que siempre se quejaba de que "los chicos de hoy en día están jodidos", porque jamás podrían costearse sus propias casas ni encontrar empleo; yo no siempre lograba seguir el hilo de su perorata, pero si volviera a presentarse la ocasión le diría: Sí, Abe, tienes razón, los chicos de hoy no tienen futuro, pero, por el amor de Dios, ¿has probado su hierba?.

(...)

Trato de tener paciencia.
-¿No lo recuerdas, papá? No puedes limpiar los aspersores porque ya no tienes el compresor de aire.
-Dónde demonios está mi compresor.- Tiene las orejas muy coloradas, y aparta sus ojos de los míos. Me da la impresión de que en algunas ocasiones sabe que se olvida de las cosas, aunque no está muy seguro de qué es lo que no puede recordar.
-Mira, hablaremos de eso más tarde.
A veces esta respuesta es suficiente, pero en otras ocasiones su creciente demencia lo irrita y lo frustra, como ahora, y entonces discute conmigo.
-No, dímelo ahora. Dónde demonios está mi compresor. ¿Lo has vendido?
-No, papá. Lo diste a Caridad. ¿Recuerdas?
Eso es lo que le digo cuando insiste, y en parte, es cierto. Mi padre le dio todo lo que poseía a una stripper, cuyo nombre escénico era Caridad, una siliconada joven a la que conoció cuando fue a una reunión en Reno con unoa antiguos camaradas del Ejército, que terminó a las seis de la mañana con lap-dances en un club de strip-tease. La relación entre papá y Caridad fue uno de ésos que progresan paso a paso; en este caso, los pasos fueron: (1) movimientos pélvicos, (2) propuesta matrimonial en estado de ebriedad, (3) traslado de la stripper a casa, (4) robo de identidad y (5) desaparición de la stripper.

Después que papá la llevara a su lejana casa de Oregón, ella vivió exactamente diez días, el tiempo suficiente para limpiarle todas las cuentas bancarias, dejarlo sin crédito y pedir a su novio que fuera hasta allí desde Reno con el objeto de cargar la mayoría de las pertenencias de papá (incluyendo su amado compresor de aire) en una furgoneta de alquiler, y marcharse. Caridad se despidió  saludándolo con la mano desde la ventanilla de la furgoneta.


Las finanzas de los poetas. Jess Walter. 2010. Ediciones Plata. Traducción de Eduardo Hojman.