R.. LA MADRE QUE ME PARIÓ

En este nuevo domingo de resaca, encontré leyendo la novela Hacia la boda, de John Berger, emociones ligadas a lo que me habría esperado si hoy me hubiera desplazado hasta casa de mi madre, a una hora en tren de aquí. Reconforta verse reflejado parcialmente en la situación que transcribo, y saber que ya está todo hablado para que nos encontremos mamá y yo el domingo que viene. La semana que entra la liaré sólo el viernes. O no... ¿Dónde coño puse las gafas de sol? Al menos iré a verla preparado...


"Fui a buscar setas al bosque. Encontré épeviers. Mamá no los conocía -creía que eran pájaros sin más-, así que le dije que los haría yo. Si no sabes, prepararlos, saben muy amargos. Los comimos en tortilla.

No para de hacerme preguntas. ¿Qué voy a hacer cuando pase el Bac? ¿Tengo muchos amigos? ¿Qué quiero estudiar? ¿Qué quieren estudiar ellos? ¿Qué lenguas extranjeras he estudiado? ¿Me gustaría aprender ruso? Termino diciéndole que me gustaría ser trapecista. Sin pensarlo me contesta: Hay una buena escuela de circo en Praga; me informaré. Le doy un beso porque no se ha dado cuenta de que estaba de broma.

Como es domingo, comimos en un restaurante sobre el Danubio. Antes fuimos a bañarnos. Ayer me compró un traje de baño. Negro. Bastante sexy. Me contó que una noche, hace unos años, atravesó el Danubio a nado -está prohibido-, para demostrar que todavía era joven. ¿Sola? No, contestó, pero no dijo más. Su bañador es negro y amarillo, como una abeja.

El Papa está de visita en Polonia, y durante la comida mamá habla todo el rato de lo que está pasando allí. Lech Walesa está en la clandestinidad y han declarado ilegal su sindicato. (...)"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ahora juega tú...